CICATRIZACIÓN

Capítulo 3 - Sección 1

[Éxodo 15:26]
Les dijo: Yo soy el Señor vuestro Dios. Si escucháis mi voz y hacéis lo que yo considero justo, y si cumplís mis leyes y mandamientos, no traeré sobre vosotros ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que os devuelvo la salud.

[Isaías 38:16]
Señor, por tales cosas viven los hombres, y también mi espíritu encuentra vida en ellas. Tú me devolviste la salud
y me diste vida.

[Salmo 119:15-16]
En tus preceptos medito, y pongo mis ojos en tus sendas. / En tus decretos hallo mi deleite, y jamás olvidaré tu palabra.

Capítulo 3 - Sección 2

[Isaías 53:5]
Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.

[Isaías 58:8]
Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá.

[Salmo 119:97]
¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella.

Capítulo 3 - Sección 3

[Jeremías 30:17]
Pero yo te restauraré
y sanaré tus heridas
—afirma el Señor—
porque te han llamado la Desechada,
la pobre Sión, la que a nadie le importa”.

[Malaquías 4:2]
Pero para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y saldréis saltando como becerros recién alimentados.

[Salmo 145:5]
Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad,
y yo meditaré en tus obras maravillosas.

Capítulo 3 - Sección 4

[Mateo 4:23-24]
Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. / Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.

[Mateo 8:16-17]
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos. / Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores».

[Salmo 19:14]
Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.

Capítulo 3 - Sección 5

[Salmo 23]
El Señor es mi pastor, nada me falta; / en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; / me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. / Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. / Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. / La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.

[Deuteronomio 7:15]
El Señor te mantendrá libre de toda enfermedad y alejará de ti las horribles enfermedades que conociste en Egipto; en cambio, las reservará para tus enemigos.

[Salmo 119:148]
En toda la noche pego ojo, para meditar en tu promesa.

Capítulo 3 - Sección 6

[1 Corintios 13]
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. / Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. / Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. / El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. / No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. / El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. / Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
/ El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. / Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; / pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. / Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. / Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. / Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

[Santiago 4:7]
Así que someteos a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros.

[Salmo 1:2]
sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella.

Capítulo 3 - Sección 7

[Proverbios 4:22]
Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo.

[Josué 1:8]
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.

Capítulo 3 - Sección 8

[Oseas 4:6]
pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido. »Puesto que rechazaste el conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.

[1 Pedro 2:9-10]
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclaméis las obras maravillosas de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. / Antes ni siquiera erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; antes no habíais recibido misericordia, pero ahora ya la habéis recibido.

[Salmo 107:5-7]
Hambrientos y sedientos, la vida se les iba consumiendo. / En su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción. / Los llevó por el camino recto hasta llegar a una ciudad habitable.

[Salmo 49:3]
Mi boca hablará con sabiduría; mi corazón se expresará con inteligencia.

Capítulo 3 - Sección 9

[Hechos 3:16]
Por la fe en el nombre de Jesús, él ha restablecido a este hombre a quien vosotros veis y conocéis. Esta fe que viene por medio de Jesús lo ha sanado por completo, como os consta.

[Salmo 63:6-7]
En mi lecho me acuerdo de ti; pienso en ti toda la noche. / A la sombra de tus alas cantaré, porque tú eres mi ayuda.

Capítulo 3 - Sección 10

[Hechos 4:10]
Sabed, pues, todos vosotros y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de vosotros, sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por vosotros, pero resucitado por Dios.

[Salmo 77:12]
Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas.

Capítulo 3 - Sección 11

[Lucas 5:24~26]
Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. / Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado y se fue a su casa alabando a Dios. / Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: «Hoy hemos visto maravillas».

[Salmo 104:34]
Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me alegro en el Señor.

Capítulo 3 - Sección 12

[1 Pedro 2:24]
Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas habéis sido sanados.

[Salmo 143:5~6]
Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos. / Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah

Capítulo 3 - Sección 13

[Salmo 40:11]
No me niegues, Señor, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad.

[Salmo 145:5]
Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad, y yo meditaré en tus obras maravillosas.

Capítulo 3 - Sección 14

[Apocalipsis 21:4]
Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir».

[Salmo 119:48]
Yo amo tus mandamientos, y hacia ellos elevo mis manos; ¡quiero meditar en tus decretos!

Capítulo 3 - Sección 15

[Marcos 5:25~34]
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias. / Había sufrido mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues, en vez de mejorar, iba de mal en peor. / Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. / Pensaba: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana». / Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción. / Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder, así que se volvió hacia la gente y preguntó: ―¿Quién me ha tocado la ropa? / ―Ves que te apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?” / Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. / La mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda la verdad. / ―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.

[Salmo 119:99~100]
Tengo más discernimiento que todos mis maestros porque medito en tus estatutos. / Tengo más entendimiento que los ancianos porque obedezco tus preceptos.

Capítulo 3 - Sección 16

[Santiago 5:14]
¿Está enfermo alguno de vosotros? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.

[Proverbios 4:20~22]
Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. / No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. / Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo.

Capítulo 3 - Sección 17

[Salmo 121]
A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? / Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. / No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. / Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. / El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. / De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. / El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. / El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.

[Salmo 41:3]
El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor.

[Salmo 48:9]
Dentro de tu templo, oh Dios, meditamos en tu gran amor.

Capítulo 3 - Sección 18

[Salmo 50:15]
Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».

[Salmo 64:9]
La humanidad entera sentirá temor: proclamará las proezas de Dios y meditará en sus obras.

Capítulo 3 - Sección 19

[Job 5:18]
Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio.

[Salmo 92:5~6]
Oh Señor, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos! / Los insensatos no lo saben, los necios no lo entienden:

Capítulo 3 - Sección 20

[Salmo 103:1~5]
Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. / Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. / Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; / él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; / él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

[Salmo 119:8]
Tus decretos cumpliré; no me abandones del todo.

Capítulo 3 - Sección 21

[Marcos 16:17~18]
Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; / tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud».

[Salmo 139:17~18]
¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! / Si me propusiera contarlos, sumarían más que los granos de arena. Y, si terminara de hacerlo, aún estaría a tu lado.

Capítulo 3 - Sección 22

[Mateo 9:35]
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.

[Salmo 143:8]
Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.

Capítulo 3 - Sección 23

[Juan 9:1~3]
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. / Y sus discípulos le preguntaron: ― Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? / ― Ni él pecó, ni sus padres — respondió Jesús —, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.

[Proverbios 12:5]
En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño.

Capítulo 3 - Sección 24

[Mateo 9:2~8]
Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:
―¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados! / Algunos de los maestros de la ley murmuraron entre ellos: «¡Este hombre blasfema!» / Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo:
―¿Por qué dais lugar a tan malos pensamientos? / ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? / Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. / Y el hombre se levantó y se fue a su casa. 8Al ver esto, la multitud se llenó de temor y glorificó a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.

[Proverbios 24:9~10]
Las intrigas del necio son pecado, y todos aborrecen a los insolentes. / Si en el día de la aflicción te desanimas,
muy limitada es tu fortaleza.

Capítulo 3 - Sección 25

[Mateo 9:12~13]
Al oír esto, Jesús les contestó: ― No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. / Pero id y aprended qué significa esto: “Lo que quiero es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

[Proverbios 24:32]
Guardé en mi corazón lo observado, y de lo visto saqué una lección:

Capítulo 3 - Sección 26

[Lucas 4:38~41]
Cuando Jesús salió de la sinagoga, se fue a casa de Simón, cuya suegra estaba enferma con una fiebre muy alta. Le pidieron a Jesús que la ayudara, / así que se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre, la cual se le fue. Ella se levantó en seguida y se puso a servirles. / Al ponerse el sol, la gente llevó a Jesús todos los que padecían de diversas enfermedades; él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó. / Además, de muchas personas salían demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.

[Jeremías 29:11]
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para vosotros —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de daros un futuro y una esperanza.

Capítulo 3 - Sección 27

[Marcos 10:46~52]
Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. / Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ―¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! / Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más: ―¡Hijo de David, ten compasión de mí! / Jesús se detuvo y dijo: ―Llamadlo. Así que llamaron al ciego. ―¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama. / Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. / ―¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. ―Rabí, quiero ver —respondió el ciego. / ―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

[Salmo 143:1]
Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme.

Capítulo 3 - Sección 28

[Mateo 8:2~3]
Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. ―Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo. / Jesús extendió la mano y tocó al hombre. ―Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano8:3 sano. Lit. limpio. de la lepra.

[Salmo 145:8]
El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.

Capítulo 3 - Sección 29

[Job 8:7]
Modestas parecerán tus primeras riquezas, comparadas con tu prosperidad futura.

[Marcos 9:23~29]
―¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.
/ ―¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe! / Al ver Jesús que se agolpaba mucha gente, reprendió al espíritu maligno. ―Espíritu sordo y mudo —dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él. / El espíritu, dando un alarido y sacudiendo violentamente al muchacho, salió de él. Este quedó como muerto, tanto que muchos decían: «Se ha muerto». / Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho se puso de pie. / Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: ―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? / ―Esta clase de demonios solo puede ser expulsada a fuerza de oración —respondió Jesús.

[1 Reyes 8:28]
Sin embargo, Señor mi Dios, atiende la oración y la súplica de este tu siervo. Oye el clamor y la oración que hoy elevo en tu presencia.

Capítulo 3 - Sección 30

[Mateo 15:29~31]
Salió Jesús de allí y llegó a orillas del mar de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó. / Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó. / La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.

[2 Crónicas 6:20]
¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste habitar, para que oigas la oración que tu siervo te eleva aquí!

Capítulo 3 - Sección 31

[Mateo 14:35~36]
Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos, / suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.

[2 Crónicas 6:29~30]
si luego en su dolor cualquier israelita, consciente de su culpa, extiende sus manos hacia este templo y ora y te suplica, / óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Págale a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano.

Capítulo 3 - Sección 32

[Mateo 12:22]
Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.

[2 Crónicas 6:35]
oye tú desde el cielo su oración y su súplica, y defiende su causa.

Capítulo 3 - Sección 33

[Mateo 8:2~4]
Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. ―Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo. / Jesús extendió la mano y tocó al hombre. ―Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano de la lepra. / ―Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—; solo ve, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

[Salmo 91:15]
Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.

Capítulo 3 - Sección 34

[Mateo 21:14]
Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los sanó.

[Salmo 116:1]
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante.

Capítulo 3 - Sección 35

[Marcos 1:30~31]
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida se lo dijeron a Jesús. / Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le fue la fiebre y se puso a servirles.

[Salmo 119:170]
Que llegue a tu presencia mi súplica; líbrame, conforme a tu promesa.

Capítulo 4 - Sección 36

[Marcos 1:23~27]
De repente, en la sinagoga, un hombre que estaba poseído por un espíritu maligno gritó: / ―¿Por qué te entrometes, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios! / ―¡Cállate! —lo reprendió Jesús—. ¡Sal de ese hombre! / Entonces el espíritu maligno sacudió al hombre violentamente y salió de él dando un alarido. / Todos se quedaron tan asustados que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva, pues lo hace con autoridad! Ordena incluso a los espíritus malignos, y le obedecen».

[Salmo 130:2]
Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

Capítulo 3 - Sección 37

[Marcos 7:32~37]
Allí le llevaron un sordo tartamudo, y le suplicaban que pusiera la mano sobre él. / Jesús lo apartó de la multitud para estar a solas con él, le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. / Luego, mirando al cielo, suspiró profundamente y le dijo: «¡Efatá!» (que significa: ¡Ábrete!). / Con esto, se le abrieron los oídos al hombre, se le destrabó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
/ Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando. / La gente estaba sumamente asombrada, y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

[Salmo 144:3]
Señor, ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses?

Capítulo 3 - Sección 38

[Lucas 7:21~23]
En ese mismo momento Jesús sanó a muchos que tenían enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y dio la vista a muchos ciegos. / Entonces respondió a los enviados: ―Id y contadle a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas. / Dichoso el que no tropieza por causa mía.

[Salmo 138:2~3]
Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por encima de todas las cosas. / Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo y renovaste mis fuerzas.

Capítulo 3 - Sección 39

[Juan 5:2~9]
Había allí, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco pórticos, cuyo nombre en arameo es Betzatá. / En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. / De cuando en cuando un ángel del Señor bajaba al estanque y agitaba el agua. El primero que entraba en el estanque después de cada agitación del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera. / Entre ellos se encontraba un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años. / Cuando Jesús lo vio allí, tirado en el suelo, y se enteró de que ya llevaba mucho tiempo en esa condición, le preguntó: ―¿Quieres quedar sano? / ―Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua y, cuando trato de hacerlo, otro se mete antes. / ―Levántate, recoge tu camilla y anda —le contestó Jesús. / Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar. Pero ese día era sábado.

[Salmo 142:1]
A gritos, le pido al Señor ayuda; a gritos, le pido al Señor compasión.

Capítulo 3 - Sección 40

[Hechos 4:30]
Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús».

[Daniel 9:17]
»”Y ahora, Dios y Señor nuestro, escucha las oraciones y súplicas de este siervo tuyo. Haz honor a tu nombre y mira con amor a tu santuario, que ha quedado desolado.

Capítulo 4 - Sección 41

[Filipenses 4:13]
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

[Hechos 10:38]
Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

[2 Crónicas 6:19]
Sin embargo, Señor mi Dios, atiende la oración y la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que elevo en tu presencia.

Capítulo 3 - Sección 42

[Hechos 9:33~35]
Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama. / «Eneas —le dijo Pedro—, Jesucristo te sana. Levántate y haz tu cama». Y al instante se levantó. / Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor.

[Daniel 9:19]
¡Señor, escúchanos! ¡Señor, perdónanos! ¡Señor, atiéndenos y actúa! Dios mío, haz honor a tu nombre y no tardes más; ¡tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo!

Capítulo 3 - Sección 43

[Hechos 3:2~8]
Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el templo. / Cuando este vio que Pedro y Juan iban a entrar, les pidió limosna. / Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo: ―¡Míranos! / El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo. / ―No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! / Y, tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante, los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza. / De un salto se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo por sus propios pies, saltando y alabando a Dios.

[Daniel 9:19]
¡Señor, escúchanos! ¡Señor, perdónanos! ¡Señor, atiéndenos y actúa! Dios mío, haz honor a tu nombre y no tardes más; ¡tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo!”

Capítulo 3 - Sección 44

[Hechos 5:14~16]
Y seguía aumentando el número de los que confiaban en el Señor. / Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. / También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.

[Deuteronomio 32:28]
»Como nación, son unos insensatos; carecen de discernimiento.

Capítulo 3 - Sección 45

[Santiago 5:15~16]
La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará. / Por eso, confesaos unos a otros vuestros pecados, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.

[Deuteronomio 32:29]
¡Ojalá fueran sabios y entendieran esto, y comprendieran cuál será su fin!

Capítulo 3 - Sección 46

[Santiago 2:19]
¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.

[Deuteronomio 32:30]
¿Cómo podría un hombre perseguir a mil si su Roca no los hubiera vendido? ¿Cómo podrían dos hacer huir a diez mil si el Señor no los hubiera entregado?

Capítulo 3 - Sección 47

[1 Pedro 4:1~2]
Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asumid también vosotros la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, / para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas, sino cumpliendo la voluntad de Dios.

[Nehemías 5:19]
¡Recuerda, Dios mío, todo lo que he hecho por este pueblo, y favoréceme!

Capítulo 3 - Sección 48

[Isaías 35:3~6]
Fortaleced las manos débiles, afirmad las rodillas temblorosas; / decid a los de corazón temeroso: «Sed fuertes, no tengáis miedo. Vuestro Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvaros». / Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; / saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal.

[Job 7:7]
Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad.

Capítulo 3 - Sección 49

[2 Crónicas 16:12~13]
En el año treinta y nueve de su reinado, Asá se puso enfermo de los pies; y, aunque su enfermedad era grave, no buscó al Señor, sino que recurrió a los médicos. / En el año cuarenta y uno de su reinado, Asá murió y fue sepultado con sus antepasados.

[Salmo 40:5]
Muchas son, Señor mi Dios, las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro. Si quisiera anunciarlas y proclamarlas, serían más de lo que puedo contar.

Capítulo 3 - Sección 50

[Deuteronomio 32:39]
»”¡Ved ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder.

[Salmo 40:17]
Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡Dios mío, no tardes!

Capítulo 3 - Sección 51

[Hebreos 10:22]
Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.

[Salmo 48:9]
Dentro de tu templo, oh Dios, meditamos en tu gran amor.

Capítulo 3 - Sección 52

[Juan 4:46~53]
Y volvió otra vez Jesús a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Capernaún. / Cuando este hombre se enteró de que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicó que bajara a sanar a su hijo, pues estaba a punto de morir. / ―Nunca vais a creer a menos que veáis señales y prodigios —le dijo Jesús. / ―Señor —rogó el funcionario—, baja antes de que se muera mi hijo. /―Vuelve a casa, que tu hijo vive —le dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. / Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo. / Cuando les preguntó a qué hora había comenzado su hijo a sentirse mejor, le contestaron: ―Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre. / Entonces el padre se dio cuenta de que precisamente a esa hora Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Así que creyó él con toda su familia.

[Salmo 50:21]
Has hecho todo esto, y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte.

Capítulo 3 - Sección 53

[Isaías 40:31]
pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.

[Mateo 4:23~24]
Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. / Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.

[Salmo 50:22]
»Vosotros que os olvidáis de Dios, considerad lo que he dicho; de lo contrario, os haré pedazos, y no habrá nadie que os salve.

Capítulo 3 - Sección 54

[Hebreos 12:13]
«Haced sendas derechas para vuestros pies», para que la pierna coja no se disloque, sino que se sane.

[Salmo 64:9]
La humanidad entera sentirá temor: proclamará las proezas de Dios y meditará en sus obras.

Capítulo 3 - Sección 55

[1 Timoteo 5:22~23]
No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro. / No sigas bebiendo solo agua; toma también un poco de vino a causa de tu mal de estómago y tus frecuentes enfermedades.

[Salmo 73:16~17]
Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable, / hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será el destino de los malvados:

Capítulo 3 - Sección 56

[Marcos 5:22~24]
Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies, / suplicándole con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que sane y viva. / Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, que lo apretujaba.

[Salmo 119:78]
Sean avergonzados los insolentes que sin motivo me maltratan; yo, por mi parte, meditaré en tus preceptos.

Capítulo 3 - Sección 57

[Marcos 5:35~43]
Todavía estaba hablando Jesús cuando llegaron unos hombres de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:
―Tu hija ha muerto. ¿Para qué sigues molestando al Maestro? / Sin hacer caso de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga: ―No tengas miedo; cree nada más. / No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. / Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes alaridos. / Entró y les dijo: ―¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta, sino dormida. / Entonces empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos, tomó consigo al padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él, y entró adonde estaba la niña. / La tomó de la mano y le dijo: ―Talita cum (que significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!). / La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho, todos se llenaron de asombro. / Él dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de lo ocurrido, y les mandó que dieran de comer a la niña.

[Salmo 92:5]
Oh Señor, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos!

Capítulo 3 - Sección 58

[Lucas 8:1~3]
Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, / y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios; / Juana, esposa de Cuza, administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.

[Salmo 94:11]
El Señor conoce los pensamientos humanos, y sabe que son absurdos.

Capítulo 3 - Sección 59

[Juan 4:46~53]
Y volvió otra vez Jesús a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Capernaún. / Cuando este hombre se enteró de que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicó que bajara a sanar a su hijo, pues estaba a punto de morir. / ―Nunca vais a creer a menos que veáis señales y prodigios —le dijo Jesús. / ―Señor —rogó el funcionario—, baja antes de que se muera mi hijo. / ―Vuelve a casa, que tu hijo vive —le dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. / Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo. / Cuando les preguntó a qué hora había comenzado su hijo a sentirse mejor, le contestaron: ―Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre. / Entonces el padre se dio cuenta de que precisamente a esa hora Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Así que creyó él con toda su familia.

[Salmo 94:19]
Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría.

Capítulo 3 - Sección 60

[Job 29:15]
Para los ciegos fui sus ojos; para los tullidos, sus pies.

[Salmo 119:57]
¡Mi herencia eres tú, Señor! Prometo obedecer tus palabras.

Capítulo 3 - Sección 61

[Mateo 11:28~30]
»Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso. / Cargad con mi yugo y aprended de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma. / Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana».

[Salmo 119:58]
De todo corazón busco tu rostro; compadécete de mí conforme a tu promesa.

Capítulo 3 - Sección 62

[Números 12:10~16]
Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa. / Entonces le dijo a Moisés: «Te suplico, mi señor, que no nos tomes en cuenta este pecado que hemos cometido tan neciamente. / No la dejes como un abortivo, que sale del vientre de su madre con el cuerpo medio deshecho». / Moisés le rogó al Señor: «¡Oh Dios, te ruego que la sanes!» / El Señor le respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que se le confine siete días fuera del campamento, y después de eso será readmitida». / Así que Miriam quedó confinada siete días fuera del campamento. El pueblo no se puso en marcha hasta que ella se reintegró. / Después el pueblo partió de Jazerot y acampó en el desierto de Parán.

[Salmo 119:59]
Me he puesto a pensar en mis caminos, y he orientado mis pasos hacia tus estatutos.

Capítulo 3 - Sección 63

[Isaías 30:26]
Cuando el Señor ponga una venda en la fractura de su pueblo y sane las heridas que le causó, brillará la luna como el sol, y será la luz del sol siete veces más intensa, como la luz de siete días enteros.

[Salmo 119:60]
Me doy prisa, no tardo nada para cumplir tus mandamientos.

Capítulo 3 - Sección 64

[Deuteronomio 30:19~20]
»Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que viváis tú y tus descendientes. / Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».

[Salmo 119:95]
Los impíos me acechan para destruirme, pero yo me esfuerzo por entender tus estatutos.

Capítulo 3 - Sección 65

[Isaías 58:11]
El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.

[1 Reyes 17:17~24]
Poco después cayó enfermo el hijo de aquella viuda, y tan grave se puso que finalmente expiró. / Entonces ella le dijo a Elías: ―¿Por qué te entrometes, hombre de Dios? ¿Viniste a recordarme mi pecado y a matar a mi hijo? / ―Dame a tu hijo —contestó Elías. Y, quitándoselo del regazo, Elías lo llevó al cuarto de arriba, donde estaba alojado, y lo acostó en su propia cama. / Entonces clamó: «Señor mi Dios, ¿también a esta viuda, que me ha dado alojamiento, la haces sufrir matándole a su hijo?» / Luego se tendió tres veces sobre el muchacho y clamó: «¡Señor mi Dios, devuélvele la vida a este muchacho!» / El Señor oyó el clamor de Elías, y el muchacho volvió a la vida. / Elías tomó al muchacho y lo llevó de su cuarto a la planta baja. Se lo entregó a su madre y le dijo:
―¡Tu hijo vive! ¡Aquí lo tienes! / Entonces la mujer le dijo a Elías: ―Ahora sé que eres un hombre de Dios, y que lo que sale de tu boca es realmente la palabra del Señor.

[Salmo 139:17]
¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!

Capítulo 3 - Sección 66

[Eclesiastés 6:2]
a algunos Dios les da abundancia, riquezas y honores, y no les falta nada que pudieran desear, pero es a otros a quienes les concede disfrutar de todo ello. ¡Esto es absurdo, y un mal terrible!

[Salmo 139:23]
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos.

Capítulo 3 - Sección 67

[Lucas 13:32]
Él les contestó: ―Id y decidle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana seguiré expulsando demonios y sanando a la gente, y al tercer día terminaré lo que debo hacer”.

[Salmo 139:24]
Fíjate en si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.

Capítulo 3 - Sección 68

[Marcos 8:22~26]
Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocase. / Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera del pueblo. Después de escupirle en los ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ―¿Puedes ver ahora? / El hombre alzó los ojos y dijo: ―Veo gente; parecen árboles que caminan. / Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad. / Jesús lo mandó a su casa con esta advertencia: ―No vayas a entrar en el pueblo.

[Salmo 142:7]
Sácame de la prisión, para que alabe yo tu nombre. Los justos se reunirán en torno a mí por la bondad que me has mostrado.

Capítulo 3 - Sección 69

[2 Reyes 5:1~14]
Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre de mucho prestigio y gozaba del favor de su rey porque, por medio de él, el Señor le había dado victorias a su país. Era un soldado valiente, pero estaba enfermo de lepra. / En cierta ocasión los sirios, que habían salido a merodear, capturaron a una muchacha israelita y la hicieron criada de la esposa de Naamán. / Un día la muchacha le dijo a su ama: «Ojalá el amo fuera a ver al profeta que hay en Samaria, porque él lo sanaría de su lepra». / Naamán fue a contarle al rey lo que la muchacha israelita había dicho. / El rey de Siria le respondió: ―Bien, puedes ir; yo le mandaré una carta al rey de Israel. Y así Naamán se fue, llevando treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de ropa. / La carta que le llevó al rey de Israel decía: «Cuando te llegue esta carta, verás que el portador es Naamán, uno de mis oficiales. Te lo envío para que lo sanes de su lepra». / Al leer la carta, el rey de Israel se rasgó las vestiduras y exclamó: «¿Y acaso soy Dios, capaz de dar vida o muerte, para que venga alguien y me pida sanar a un leproso? ¡Fijaos bien cómo me está buscando pleito!» / Cuando Eliseo, hombre de Dios, se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan molesto? ¡Mándame a ese hombre, para que sepa que hay profeta en Israel!» / Así que Naamán, con sus caballos y sus carros, fue a la casa de Eliseo y se detuvo ante la puerta. / Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio». / Naamán se enfureció y se fue, quejándose: «¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra! / ¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que toda el agua de Israel? ¿Acaso no podría zambullirme en ellos y quedar limpio?» Furioso, dio media vuelta y se marchó. / Entonces sus criados se le acercaron para aconsejarle: «Señor, si el profeta te hubiera mandado hacer algo complicado, ¿no le habrías hecho caso? ¡Con más razón si lo único que te dice es que te zambullas, y así quedarás limpio!» / Así que Naamán bajó al Jordán y se sumergió siete veces, según se lo había ordenado el hombre de Dios. ¡Y su piel se volvió como la de un niño, y quedó limpio!

[Proverbios 12:5]
En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño.

Capítulo 3 - Sección 70

[Mateo 17:14~20]
Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él. / ―Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua. / Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo. / ―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme acá al muchacho. / Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento. / Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron: ―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? / ―Por vuestra poca fe —les respondió—. Os aseguro que, si tuvierais fe tan pequeña como un grano de mostaza, podríais decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para vosotros nada resultaría imposible.

[Proverbios 15:28]
El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad.

Capítulo 3 - Sección 71

[Marcos 2:3~12]
Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. / Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, después de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. / Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: ―Hijo, tus pecados quedan perdonados. / Estaban sentados allí algunos maestros de la ley, que pensaban: / «¿Por qué habla este así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?» / En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando. ―¿Por qué razonáis así? —les dijo—. / ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? / Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: / A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. / Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. ―Jamás habíamos visto cosa igual —decían.

[Proverbios 24:9]
Las intrigas del necio son pecado, y todos aborrecen a los insolentes.

Capítulo 3 - Sección 72

[Lucas 9:1~2]
Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. / Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.

[Proverbios 24:32]
Guardé en mi corazón lo observado, y de lo visto saqué una lección:

Capítulo 3 - Sección 73

[2 Reyes 20:1~7]
Por aquellos días Ezequías enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás”». / Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor: / «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada». Y Ezequías lloró amargamente. / No había salido Isaías del patio central, cuando le llegó la palabra del Señor: / «Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor. / Voy a darte quince años más de vida. Y a ti y a esta ciudad os libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad por mi causa y por consideración a David mi siervo”». / Entonces Isaías dijo: «Preparad una pasta de higos». Así lo hicieron; luego se la aplicaron al rey en la llaga, y se recuperó.

[Eclesiastés 7:12]
Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a la sombra del dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la posee.

Capítulo 3 - Sección 74

[Mateo 8:28~33]
Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos, dos endemoniados le salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. / De pronto le gritaron:
―¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado? / A cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran piara de cerdos. 31Los demonios le rogaron a Jesús: ―Si nos expulsas, mándanos a la piara de cerdos. / ―Id —les dijo. Así que salieron de los hombres y entraron en los cerdos, y toda la piara se precipitó al lago por el despeñadero y murió en el agua. / Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo al pueblo y dieron aviso de todo, incluso de lo que les había sucedido a los endemoniados.

[Eclesiastés 7:14]
Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero, cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después.

Capítulo 3 - Sección 75

[Filipenses 2:26~27]
Él os echa mucho de menos a todos y está afligido porque os enterasteis de que estaba enfermo. / En efecto, estuvo enfermo y al borde de la muerte; pero Dios se compadeció de él, y no solo de él, sino también de mí, para no añadir tristeza a mi tristeza.

[Eclesiastés 11:7~8]
Grata es la luz, y qué bueno que los ojos disfruten del sol. / Mas si el hombre vive muchos años, y todos ellos los disfruta, debe recordar que los días tenebrosos serán muchos y que lo venidero será un absurdo.

Capítulo 3 - Sección 76

[Lucas 17:11~19]
Un día, siguiendo su viaje a Jerusalén, Jesús pasaba por Samaria y Galilea. / Cuando iba a entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, / gritaron: ―¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! / Al verlos, les dijo:
―Id a presentaros a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino, quedaron limpios. / Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. / Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, a pesar de ser samaritano. / ―¿Acaso no quedaron limpios los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve? / ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? / Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te ha sanado.

[Eclesiastés 12:13~14]
El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre. / Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.

Capítulo 3 - Sección 77

[1 Timoteo 4:4~5]
Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, / porque la palabra de Dios y la oración lo santifican.

[Mateo 9:27~31]
Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole: ―¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David! / Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: ―¿Creéis que puedo sanaros? ―Sí, Señor —le respondieron. / Entonces les tocó los ojos y les dijo: ―Que se haga con vosotros conforme a vuestra fe. / Y recobraron la vista. Jesús les advirtió con firmeza: ―Aseguraos de que nadie se entere de esto. / Pero ellos salieron para divulgar por toda aquella región la noticia acerca de Jesús.

[Daniel 9:17]
»”Y ahora, Dios y Señor nuestro, escucha las oraciones y súplicas de este siervo tuyo. Haz honor a tu nombre y mira con amor a tu santuario, que ha quedado desolado.

Capítulo 3 - Sección 78

[Hechos 9:32~35]
Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a los santos que vivían en Lida. / Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama. / «Eneas —le dijo Pedro—, Jesucristo te sana. Levántate y haz tu cama». Y al instante se levantó. / Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor.

[Salmo 48:9]
Dentro de tu templo, oh Dios, meditamos en tu gran amor.

Capítulo 3 - Sección 79

[Mateo 9:32~33]
Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado. / Así que Jesús expulsó al demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel».

[Proverbios 28:9]
Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley.

Capítulo 3 - Sección 80

[Salmo 146:8~9]
El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los cansados, el Señor ama a los justos. / El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos.

[Deuteronomio 32:28]
»Como nación, son unos insensatos; carecen de discernimiento.

Capítulo 3 - Sección 81

[Lucas 7:21~22]
En ese mismo momento Jesús sanó a muchos que tenían enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y dio la vista a muchos ciegos. / Entonces respondió a los enviados: ―Id y contadle a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.

[2 Crónicas 6:19]
Sin embargo, Señor mi Dios, atiende la oración y la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que elevo en tu presencia.

Capítulo 3 - Sección 82

[Mateo 20:30~34]
Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron: ―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros! / La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza: ―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros! / Jesús se detuvo y los llamó. ―¿Qué queréis que haga por vosotros? / ―Señor, queremos recibir la vista. / Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.

[Nehemías 5:19]
¡Recuerda, Dios mío, todo lo que he hecho por este pueblo, y favoréceme!

Capítulo 3 - Sección 83

[Hechos 3:2~10]
Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el templo. / Cuando este vio que Pedro y Juan iban a entrar, les pidió limosna. / Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo: ―¡Míranos! / El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo. / ―No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! / Y, tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante, los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza. / De un salto se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo por sus propios pies, saltando y alabando a Dios. / Cuando todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, / lo reconocieron como el mismo hombre que solía pedir limosna sentado junto a la puerta llamada Hermosa, y se llenaron de admiración y asombro por lo que le había ocurrido.

[Salmo 116:1]
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante.

Capítulo 3 - Sección 84

[Marcos 3:3~5]
Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: ―Ponte de pie frente a todos. / Luego dijo a los otros: ―¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? Pero ellos permanecieron callados. / Jesús se quedó mirándoles, enojado y entristecido por la dureza de su corazón, y dijo al hombre:
―Extiende la mano. La extendió, y la mano quedó restablecida.

[Salmo 130:2]
Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

Capítulo 3 - Sección 85

[Hechos 14:8~10]
En Listra vivía un hombre lisiado de nacimiento, que no podía mover las piernas y nunca había caminado. Estaba sentado, / escuchando a Pablo, quien, al reparar en él y ver que tenía fe para ser sanado, / le ordenó con voz fuerte: ―¡Ponte en pie y enderézate! El hombre dio un salto y empezó a caminar.

[Salmo 64:9]
La humanidad entera sentirá temor: proclamará las proezas de Dios y meditará en sus obras.

Capítulo 3 - Sección 86

[Mateo 9:5~7]
¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? / Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. / Y el hombre se levantó y se fue a su casa.

[Salmo 144:3]
Señor, ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses?

Capítulo 3 - Sección 87

[Hechos 16:16~18]
Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. / Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: ―Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y os anuncian el camino de salvación. / Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: ―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.

[Salmo 9:1]
Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas.

Capítulo 3 - Sección 88

[Mateo 9:18~19]
Mientras él les decía esto, un dirigente judío llegó, se arrodilló delante de él y le dijo: ―Mi hija acaba de morir. Pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. / Jesús se levantó y fue con él, acompañado de sus discípulos.

[Mateo 9:23~26]
Cuando Jesús entró en la casa del dirigente y vio a los flautistas y el alboroto de la gente, / les dijo: ―Retiraos. La niña no está muerta, sino dormida. Entonces empezaron a burlarse de él. / Pero, cuando se les hizo salir, entró él, tomó de la mano a la niña, y esta se levantó. / La noticia se divulgó por toda aquella región.

[Salmo 40:17]
Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡Dios mío, no tardes!

Capítulo 3 - Sección 89

[Efesios 4:24]
y poneros el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

[Mateo 8:5~10]
Al entrar Jesús en Capernaún, se le acercó un centurión pidiendo ayuda. / ―Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis y sufre terriblemente. / ―Iré a sanarlo —respondió Jesús. / ―Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. / Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace. / Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Os aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.

[Salmo 143:5~6]
Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos. / Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca.

Capítulo 3 - Sección 90

[Hechos 5:14~16]
Y seguía aumentando el número de los que confiaban en el Señor. / Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. / También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.

[Salmo 49:3]
Mi boca hablará con sabiduría; mi corazón se expresará con inteligencia.

Capítulo 3 - Sección 91

[Marcos 9:17~27]
―Maestro —respondió un hombre de entre la multitud—, te he traído a mi hijo, pues está poseído por un espíritu que le ha quitado el habla. / Cada vez que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos, cruje los dientes y se queda rígido. Pedí a tus discípulos que expulsaran al espíritu, pero no lo lograron. / ―¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme al muchacho. / Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que este cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos. / ―¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre. ―Desde que era niño —contestó—. / Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. / ―¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. / ―¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe! / Al ver Jesús que se agolpaba mucha gente, reprendió al espíritu maligno. ―Espíritu sordo y mudo —dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él. / El espíritu, dando un alarido y sacudiendo violentamente al muchacho, salió de él. Este quedó como muerto, tanto que muchos decían: «Se ha muerto». / Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho se puso de pie.

[Salmo 104:34]
Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me alegro en el Señor.

Capítulo 3 - Sección 92

[Mateo 12:9~13]
Pasando de allí, entró en la sinagoga, / donde había un hombre que tenía una mano paralizada. Como buscaban un motivo para acusar a Jesús, le preguntaron: ―¿Está permitido sanar en sábado? / Él les contestó: ―Si alguno de vosotros tiene una oveja y en sábado se le cae en un hoyo, ¿no la agarra y la saca? / ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer el bien en sábado. / Entonces le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Así que la extendió y le quedó restablecida, tan sana como la otra.

[Salmo 119:99~100]
Tengo más discernimiento que todos mis maestros porque medito en tus estatutos. / Tengo más entendimiento que los ancianos porque obedezco tus preceptos.

Capítulo 3 - Sección 93

[Hechos 28:2~6]
Los isleños nos trataron con toda clase de atenciones. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía frío. / Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano. / Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues, aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a consentir que siga con vida». / Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño. / La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente, pero, después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios.

[Salmo 64:9]
La humanidad entera sentirá temor: proclamará las proezas de Dios y meditará en sus obras.

Capítulo 3 - Sección 94

[Hechos 28:7~10]
Cerca de allí había una finca que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla. Este nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días. / El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó. / Como consecuencia de esto, los demás enfermos de la isla también acudían y eran sanados. / Nos colmaron de muchas atenciones y nos proveyeron de todo lo necesario para el viaje.

[Salmo 5:11]
Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiéndeles tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre.

Capítulo 3 - Sección 95

[Marcos 10:46~52]
Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. / Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ―¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! / Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más: ―¡Hijo de David, ten compasión de mí! / Jesús se detuvo y dijo: ―Llamadlo. Así que llamaron al ciego. ―¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama. / Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. / ―¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. ―Rabí, quiero ver —respondió el ciego. / ―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

[Proverbios 24:32]
Guardé en mi corazón lo observado, y de lo visto saqué una lección:

Capítulo 3 - Sección 96

[Lucas 14:1~6]
Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de los fariseos. Era sábado, así que estos estaban acechando a Jesús. / Allí, delante de él, estaba un hombre enfermo de hidropesía. / Jesús preguntó a los expertos en la ley y a los fariseos: ―¿Está permitido o no sanar en sábado? / Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al hombre, lo sanó y lo despidió. / También les dijo: ―Si uno de vosotros tiene un hijo o un buey que se le cae en un pozo, ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado? / Y no pudieron contestarle nada.

[Salmo 145:18]
El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan de verdad.

Capítulo 3 - Sección 97

[Éxodo 23:25~26]
»Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua.
»Yo apartaré de vosotros toda enfermedad. / »En tu país ninguna mujer abortará ni será estéril. ¡Yo te concederé larga vida!

[2 Crónicas 6:35]
oye tú desde el cielo su oración y su súplica, y defiende su causa.

Capítulo 3 - Sección 98

[Jeremías 30:17]
Pero yo te restauraré y sanaré tus heridas —afirma el Señor— porque te han llamado la Desechada, la pobre Sión, la que a nadie le importa”.

[Salmo 119:27]
Hazme entender el camino de tus preceptos, y meditaré en tus maravillas.

Capítulo 3 - Sección 99

[Deuteronomio 28:27~29]
»El Señor te afligirá con tumores y úlceras, como las de Egipto, y con sarna y comezón, y no podrás sanar. / »El Señor te hará sufrir de locura, ceguera y delirio. / En pleno día andarás a tientas, como ciego en la oscuridad. Fracasarás en todo lo que hagas; día tras día serás oprimido; te robarán y no habrá nadie que te socorra.

[Salmo 19:14]
Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.

Capítulo 3 - Sección 100

[Lucas 13:10~13]
Un sábado Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas, / y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. / Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: ―Mujer, quedas libre de tu enfermedad. / Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella, y al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.

[Josué 1:8]
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en los cielos Santificado sea tu Nombre Venga tu reino Hágase tu voluntad En la tierra como en el cielo Danos hoy el pan de este día y perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación sino que líbranos del malo. Amen.